¿Por qué la portada original de «Man’s Best Friend» de Sabrina Carpenter desató debate?

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Sabrina Carpenter encendió la polémica con una foto atrevida para su nuevo álbum. Aquí desmenuzamos lo que implica (y por qué lanzó una versión alternativa “aprobada por Dios”).

La portada original de «Man’s Best Friend»: una imagen cargada de intenciones

La portada original del nuevo disco de Sabrina Carpenter, Man’s Best Friend, muestra a la cantante de rodillas, luciendo un vestido corto negro y tacones, mientras una figura masculina, parcialmente fuera del encuadre, le sostiene del cabello. La imagen desató inmediatamente una ola de críticas y debates en redes sociales, con opiniones encontradas sobre su simbolismo.

Medios como The Guardian criticaron duramente la estética de la portada, calificándola de «pornografía soft complaciente con estereotipos misóginos», mientras que organizaciones como Glasgow Women’s Aid la tacharon de «regresiva» y de hacer apología a una representación desigual del poder entre géneros. La controversia no tardó en expandirse por redes sociales, donde muchas usuarias denunciaron que la imagen coqueteaba con una estética de dominación que invisibiliza la violencia simbólica.

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Una defensa dividida: sátira o perpetuación de estereotipos

A pesar de las críticas, otros sectores salieron en defensa de Sabrina Carpenter. Según el portal Mamamia, la imagen puede interpretarse como una forma de parodiar la sexualización femenina, al exagerar una estética muchas veces usada para complacer el llamado «male gaze». En esa misma línea, la revista Dazed comparó la portada con el estilo provocador que Madonna instauró en los años 80, apuntando a que Carpenter no es víctima del sistema, sino una usuaria consciente del mismo.

Desde la psicología, el especialista Jacob Palmer, citado en The Conversation, analizó la imagen como un ejemplo de ambigüedad deliberada: “camina por la cuerda entre la sátira y la degradación”, explicó. Para Palmer, lo que incomoda no es necesariamente la imagen en sí, sino el hecho de que invite a la interpretación sin ofrecer una clave definitiva.

La reacción de Sabrina: portada alternativa «aprobada por Dios»

Lejos de guardar silencio, Sabrina Carpenter reaccionó con ironía. Días después de la polémica, compartió en sus redes sociales una nueva portada del álbum, completamente distinta en tono. En ella aparece en blanco y negro, vestida con sobriedad y apoyada sobre el hombro de un hombre trajeado. La imagen fue acompañada de una frase que rápidamente se viralizó: «Approved by God» (aprobada por Dios).

Esta maniobra comunicacional fue leída como una respuesta sagaz: no sólo aplacó las críticas, sino que propuso un contrapunto visual que refuerza el carácter lúdico del proyecto. En palabras de Rolling Stone, el gesto demuestra que «Carpenter controla su narrativa y sabe cómo convertir una controversia en un manifiesto pop».

Ambas portadas están disponibles en distintos formatos físicos del disco, lo que subraya la voluntad de la artista de ofrecer distintas capas de lectura. La primera portada sigue disponible en vinilo firmado, mientras que la versión alternativa se ofrece en cassettes y ediciones limitadas.

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Un antecedente histórico: Carly Simon y «Playing Possum»

Este no es el primer caso de una cantante que genera controversia por una portada sugerente. En 1975, Carly Simon fue blanco de críticas por su álbum Playing Possum, en cuya portada aparecía en ropa interior negra, rodillas al suelo y mirada desafiante. En su momento, la revista Time la calificó como una de las portadas más sensuales de la década, y Newsweek la describió como un símbolo del empoderamiento femenino de la época.

Simon más tarde comentaría que esperaba la reacción negativa: “Sabía que iba a generar revuelo, pero nadie dijo lo que realmente pensaba”. Este antecedente muestra que el arte visual en la música ha sido desde hace décadas un terreno de disputa cultural, especialmente cuando las mujeres ocupan el centro del encuadre.

¿Empoderamiento, provocación o provocación vacía?

El debate que ha generado la portada original de Man’s Best Friend toca fibras profundas. Por un lado, la necesidad de las mujeres artistas de provocar, jugar con sus límites y asumir riesgos creativos. Por otro, el temor de que ciertos símbolos —aunque satíricos— perpetúen imaginarios dañinos.

La historia de Sabrina Carpenter con este álbum es, en definitiva, un caso de estudio sobre intencionalidad artística, percepción pública y apropiación de la narrativa. En un mundo donde las imágenes circulan más rápido que las ideas, la cantante logró algo poco común: detener el scroll, generar conversación y, sobre todo, incomodar lo suficiente como para obligarnos a mirar dos veces.

(Ver: Entre el show y la pantalla: la cruzada contra los celulares en los conciertos en vivo)

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