Consciente de que las RR.SS. pueden ser perjudiciales, una estudiante de esta universidad se deshizo de ellas y de su smartphone, y luego creó un método para revincularse con la realidad.
Que las redes sociales (RR.SS.) se transformaron en una constante en nuestras vidas, no es un misterio para nadie. De hecho, pueden ser desde nuestras aliadas hasta una suerte de pesadilla de la que puede incluso ser complejo escapar en los tiempos que transcurren.
Porque evidentemente las RR.SS, pueden llegar a capturar nuestra atención y hasta impactar desde positiva a negativamente en el estado de ánimo de una persona que podría verse muy afectada por los contenidos de estas plataformas.
Lo cierto es que así como puede existir una creciente preocupación por el alcance que estas pueden llegar a tener en la salud mental y en los vínculos, también están surgiendo formas de repensar esta relación con la tecnología de la que pocos logran escapar. Porque además hablamos de un comportamiento en masa, delque evidentemente cuesta marginarse.
Asumida esta realidad, detalla La Nación de Argentina, Gabriela Nguyen, estudiante de Harvard que decidió ir más allá tomando una radical decisión. Dejó de usar RR.SS. sociales y celulares inteligentes. Y junto con ello, lideró una tendencia que convoca a la reflexionar respecto de la forma en que vivimos desde e incluso, en casos más extremos, para el mundo digital. Además de pensar en alternativas más saludables para reconectarnos realmente con nuestro presente.
Estrategia que la entidad académica publicó en abril del año en curso en su sección de noticias de su web institucional, relevando esta iniciativa de su alumna.
Esta es la génesis de Appstinence, contexto en el que Gabriela junto a otros estudiantes se dieron a la tarea de desarrollar un programa consistente en cinco pasos que propone dejar de lado, tal como lo hizo ella, las RR.SS. y los teléfonos inteligentes.

Y su propósito está más que claro, apostar por la recuperación del bienestar y la concentración pasando por alto las RR.SS. “Todos seguían creyendo que las tecnologías nos salvarían de la soledad y democratizarían el conocimiento, y que sería algo grandioso”, contó en una entrevista difundida por El Heraldo. “Y resultó que, en gran medida, no fue así”, sostuvo.
Pero además, Appstinence aboga por la promoción y la investigación respecto del impacto que tienen los dispositivos electrónicos en entornos educativos. Tanto así que uno de sus principales objetivos es conseguir que en las aulas —incluidas las de Harvard— puedan empezar a reconocer y a abordar los problemas de baja participación y falta de atención como consecuencia de la constante atención a computadoras portátiles y celulares durante las clases.
“Es un problema que se suele pasar por alto, pero recopilamos algunos datos sobre la percepción de los estudiantes, y obtuvimos muchas respuestas positivas. Creo firmemente que es un problema que debe abordarse urgentemente”, dijo Nguyen.
La reflexión a la que apela, además, es a cómo el uso desmedido de estos insumos puede terminar mermando la calidad del aprendizaje.
La nueva vida de Nguyen tras marginarse de las RR.SS.
A sus 24 años Nguyen, estudiante de máster en Política y Análisis de la Educación en la conocida universidad de Estados Unidos, se enfrentó a un estilo de vida que quiso dejar atrás.
Habiendo crecido en Silicon Valley, con un iPod Touch en su poder apenas a los nueve años, además de crecer rodeada de tecnología en cada etapa de las distintas etapas de su educación, la joven estudiante tiene plena certeza del encanto y la carga que puede implicar la hiperconexión.
Porque habitar en tiempos en que lo digital y las aplicaciones son parte del cotidiano más común, también tiene desertores. Y están en quienes asumen que depender de este recurso para cada tarea está lejos de representar un mundo ideal en el cual habitar. Por lo que se ha evidenciado una resistencia creciente entre los adolescentes. “Es como ser una rata de laboratorio”, dice la estudiante.
Y sobre su vida previo a la desconexión, tiene claro cómo era su comportamiento. «Actuábamos como cobayas de un modelo de vida hiperdigitalizado, creyendo que la tecnología curaría la soledad. Y no fue así», sinceró desde su experiencia.
Pero se armó de arrojo y tras intentar probar imponiéndose límites de uso, desintoxicaciones digitales y otras estrategias menos radicales, Nguyen decidió apelar a un método más categórico. Y así fue como se apartó de las RR.SS. no más redes y del universo de los smartphone. Tanto así que actualmente su vida transcurre de manera mucho más simple. Usando un teléfono «mudo», que incluso ni siquiera dispone de conexión a internet.
Lo que le ha permitido redescubrir el placer de una vida offline. Donde establece relaciones directas, puede apelar a la atención sostenida y, encima, habita el mundo de lo real desde la libertad mental.

El método de liberación de las RR.SS.
Esta aplicación plantea un abordaje práctico, progresivo y realista para tomar distancia de las RR.SS. Sin que esta conducta redunde en una desconexión abrupta, como tampoco que se traduzca en un cuadro de ansiedad. De hecho, Appstinence asume que el permanente uso de estas plataformas puede incluso responder a patrones de conducta ya automatizados, a lo que se suma una demanda derivada de la necesidad de conexión social.
De esta manera, la convocatoria es a reemplazar los impulsos digitales por interacciones reales y actividades significativas.
Apostando por recuperar el control de la atención y el tiempo, el plan considera cinco pasos que se desglosan en:
Elaborar un listado de personas importantes
Para ello, lo primero es identificar a familiares y amigos con los que vale la mantener un vínculo frecuente, lo que además permite focalizarse en relaciones realmente significativas, y encontrar formas más directas de comunicarse. Sin estar siempre dependiendo de las «esclavizantes» RR.SS.
Apps fuera del celular
Y en segunda instancia, hay que desinstalar todas las aplicaciones de RR.SS. Esto es, liberarse de ellas, no tenerlas más descargadas en el smartphome. De necesitarlas, la opción será acceder a ellas sólo desde una computadora portátil o desde el navegador del propio celular. Porque en el fondo, la idea es dificultar el acceso inmediato a las RR.SS., como suele ocurrir actualmente.
Desactivar las cuentas
La tercera sugerencia es empezar a desactivar las cuentas, comenzando por la red de menor uso. Y sin hacerlo abruptamente.
Reemplazar el tiempo que se destinaba a RR.SS. por actividades reales
Este paso va desde efectivamente involucrarse en más actividades reales, hasta terminar eliminando las aplicaciones.
De esta manera, ya desactivadas las cuentas a continuación hay que empezar a reconectar con as actividades analógicas. Como, por ejemplo, considerar destinar tiempo a la práctica de ejercicio, leer, dedicarse a algunos hobbies o llamar a nuestros seres queridos, entre muchas otras alternativas que no consideren parar por las RR.SS.
Apostar por un teléfono de transición
Finalmente, el método propone reemplazar el smartphone por un “dispositivo de transición”, esto es un teléfono que permita recibir llamadas y mensajes, pero que no haya sido diseñado para navegar o usar permanentemente las apps. Lo que evidentemente implicará una limitación ante el impulso rápidamente atendido por la disponibilidad permanente que suele existir en los celulares que ofrece actualmente el mercado, muy populares entre algunos tipo de usuarios.
Crédito imágenes: Película «Peligro en redes»